Curiosidades de Tintin


- Su primera aventura la vivió, en la Unión Soviética donde hubo de hacerles frente a los bolcheviques en el año 1929. En 1.930, fue tal su éxito, que hicieron una simulación de sus aventuras y en la estación central de Bruselas se congregaron miles de personas para darle la bienvenida al personaje.
- En un viaje en tren hacia la Unión Soviética Tintín escribió su único artículo de todas sus aventuras, a pesar de ser reportero.
- El capitán Haddock dio sus primeros pasos en “El cangrejo de las pinzas de oro“. La mansión donde vive Haddock, Moluinsart, debe su nombre a la ciudad belga de St. Moulin, y su castillo es una réplica del castillo real de Cheverny.
- Milú es el nombre del perro de Tintin, quien lo acompaña desde su primera aventura. De raza foxterrier, es presumido y muy egoísta. El nombre le viene de una antigua novia que abandonó al dibujante belga.
- El profesor Tornasol hizo su primera aparición en “El tesoro de Rackham el Rojo“. - Hergé era poco amante de los viajes. No obstante, todos los viajes de Tintín estaban muy bien documentados.
- Muchos de los personajes de sus álbumes están basados en personajes reales. Por ejemplo, Hernández y Fernández (como se les conoce en España a Dupont y Dupont) podrían ser el padre y tío de Hergé, hermanos gemelos que salían a pasear por los jardines de Bruselas vestidos igual que los personajes de ficción. Se hicieron referencia a Onassis y María Callas (Rastapopulos y Castafiore de ficción), a Mussolini y Hitler (con su personajes Musstler), a Simon Bolivar (el general Olivaro de ficción).
- En “El país del oro negro” los ingleses hicieron que se cambiara todo aquello que hacía referencia a los grupos terroristas sionistas para evitar tensiones. Por su parte, los americanos, en “El cangrejo de las pinzas de oro” le obligaron a cambiar una viñeta donde aparecían hablando juntos un blanco y un negro.
- El cetro de Ottokar, que inicialmente era inventado, resultó existir de verdad, cuando en 1976, en la catedral de Praga, durante su restauración, encontraron el cetro de Otokkar II.
- En “Tintín y los Pícaros“, aparecen Mickey, Donald, Snoopy, Asterix y Groucho Marx.
- El mago del cine, Steven Spielberg, se ha fijado en este personaje para hacer no una, sino tres películas sobre el periodista aventurero. Puede ser que llegue a las pantallas de cine en el 2009.

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Cumpleaños feeeeeliz!!! Hergé


Georges Rémi creador del más famoso periodista de los comics, enriqueció su mundo de viñetas con personajes entrañables como Milú, su perro de compañía, el capitan Haddock, la famosa pareja despistada conformada por Hernández y Fernández, el profesor Tornasol, llenando nuestras mentes infantiles de aventuras desquiciantes, a las que hemos seguido siendo fieles a pesar de que los años ha hecho ya estragos en nuestros maltrechos cuerpos.Rèmy nació el 22 de mayo de 1907 en Etterbeek, una comuna de Bruselas. Hijo de una familia más bien modesta. En 1924, firmó sus primeros dibujos con sus iniciales invertidas, 'RG', una rúbrica que derivó muy pronto en Hergé, a partir de la pronunciación en francés de las mismas.
En 1926, creó para los 'Boy-Scout' belgas el personaje de Totor, cuyas aventuras eran un anticipo de las de su héroe fetiche, Tintín, quien vio la luz por primera vez en enero de 1929 en las páginas del Petit Vingtième, el suplemento para jóvenes del diario católico belga Le Vingtième Siècle.Desde su primera aventura, 'Tintín en el país de los Soviets', y la segunda, Tintín en el Congo' (1931), el público dio un cálido apoyo al personaje.Tras 'Tintín en Estados Unidos' y 'Los cigarros del Faraón', Hergé decidió enviar a su héroe a China.
Gracias a los consejos de un joven estudiante chino que conoció en Bruselas, Tchang Tchong-jen, Hergé dibujó su primer álbum dotado de un sólido escenario, 'El loto azul', en el que se puso del lado del pueblo chino contra la ocupación japonesa.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hergé adoptó su decisión más funesta, al publicar nuevas aventuras de Tintín en el diario Le Soir de Bruselas, por aquel entonces en manos del ocupante nazi.
Este trágico período quedó marcado también por la llegada a la madurez de la obra del padre de la "línea clara", con la publicación de algunas de sus mejores aventuras: 'El cangrejo de las pinzas de oro', 'El secreto del unicornio', 'El tesoro de Rackham el rojo' o 'Las 7 bolas de cristal'.
De aquella época data además una historia, 'La estrella misteriosa' (1942), que le valdría ser acusado de antisemita, algo que siempre negó.
Después de la guerra, Hergé volvió rápidamente a los primeros planos, ya que el éxito de Tintín alcanzó el ámbito internacional, aunque el artista, saturado por el trabajo y aquejado de problemas personales, inició un período de larga depresión que afectó su producción.
De todos modos, logró mostrar su faceta de gran precursor enviando a Tintín a la Luna quince años antes del astronauta norteamericano Neil Amstrong.
Con 'Tintín en el Tíbet' (1960), Hergé se abrió a la filosofía oriental, traduciendo sus angustias existenciales en el que es considerado como su álbum más personal.
En la década del 70, los honores se multiplicaron aunque Hergé no encontró en aquellos años su mejor inspiración.El 3 de marzo de 1983, murió como consecuencia de una leucemia, sabiendo ya que Spielberg quería adaptar su obra.

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Las apariciones en sus aventuras


Al hilo de las aventuras de Tintín, Hergé se ha recreado en representarse a sí mismo y a sus principales colaboradores -en particular a Edgar Pierre Jacobs, cuya ayuda fue preciosa en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial- e incluso a sus otros personajes.

Hergé se dibujó a sí mismo varias veces en las aventuras de Tintín. En
Tintín en el Congo (p. 1 A1), se le ve en compañía de Edgar P. Jacobs y de Jacques van Melkebeke. En la misma viñeta figuran también Hernández y Fernández -mucho antes de su encuentro con Tintín en Los Cigarros del Faraón - y Quique y Flupi.

La segunda aparición se produce en
El cetro de Ottokar, donde se le localiza en el recital de Palacio (p.38 D1) y después en la ceremonia de condecoración de Tintín (p.59 C1), siempre con E.P. Jacobs y acompañados ambos de sus esposas.

Se le reconoce también en la sala del Music Hall, en la página 16 de
Las 7 bolas de cristal, sentado en segunda fila y medio oculto por una corpulenta vecina de asiento. En el primer palco se encuentra asimismo E.P. Jacobs y, en primera fila, señalando al escenario con el dedo, el joven Michel Regnier, el futuro Greg, autor de Aquiles Talón.

La última ocasión en que podemos ver a Hergé es en
El asunto Tornasol. Está entre la muchedumbre que se ha reunido ante la verja del castillo de Moulinsart (p.13 C1), abajo del todo, al lado del hombre de la pipa.

¿Quién se oculta tras la personalidad del egiptólogo Jacobini en
Los Cigarros del Faraón (p. 8 A1)? Nuestro querido Edgar P. Jacobs, evidentemente.

Por su parte, Jacques van Melkebeke interpreta el papel de paseante anónimo - el hombre de marrón en primer plano - en
El secreto del Unicornio (p. 2 D2)...

De vuelta a
Las 7 bolas de cristal, encontramos una vez más a Jacques van Melkebeke, ahora en segundo plano, detrás de Tintín y Alcázar (p.57 B2).

Jacobini hace una nueva aparición en
El asunto Tornasol, compartiendo cartel con la Castafiore (p.54 D2). ¡Cuando se sabe que Jacobs era un gran aficionado a la ópera...!

Jacobs aparece también en
Objetivo: la luna, en la página 40, bajo la apariencia de un delineante gordinflón.

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Herge su Nacimiento


las Aventuras de Tintín bajo el pseudónimo de Hergé (eryei) nació en Bruselas, Belgica, el 22 de mayo de 1.907. Desde muy pequeño demostró gran capacidad para el dibujo. De 1.914 a 1.918 asistió a la escuela primaria IXelles, y para entonces ya ilustraba sus cuadernos con historietas que reflejaban su punto de vista sobre la ocupación alemana.

En 1.918 se unió al grupo scout de su escuela, que pertenecía a la Federacon de Scout Católicos y el escultismo se convirtió en la actividad más importante en esta etapa de su vida y dejaría una huella permanente de su vida adulta.

Sus primeros dibujos publicados aparecieron en la revista de Boy Scout. En 1929 aparece por primera vez su personaje Tintín en el periódico Le Petit Vingtieme. Tintin es un periodista que vive muchas aventuras por todo el mundo, acompañado de su perro Milú y de otros personajes como el Capitán Haddock o el profesor Tornasol.

La serie de Tintín tuvo desde sus comienzos un éxito enorme, y sus aventuras se han traducido a multitud de idiomas.

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Las Aventuras de Tintin



Las aventuras de Tintín (cuyo nombre original, en francés, es Les Aventures de Tintin et Milou) es una de las más influyentes series europeas de historieta del siglo XX. Creada por el autor belga Georges Remi (Hergé), y característica del estilo gráfico y narrativo conocido como "línea clara", está constituida por un total de 24 álbumes, el primero de los cuales se publicó en 1930 y el penúltimo en 1976[1] (el último, Tintín y el Arte-Alfa, no llegó a terminarse, aunque se publicaron posteriormente los bocetos realizados por el autor).

Los siete primeros episodios de las aventuras de Tintín se publicaron por entregas en Le Petit Vingtième, suplemento del diario belga de orientación católica Le Vingtième Siècle, entre 1929 y 1939 (la publicación de la octava, Tintín en el país del oro negro, quedó interrumpida en 1940 al producirse la invasión alemana de Bélgica, aunque el autor la reanudaría años después). Posteriormente, las aventuras de Tintín aparecieron en otras publicaciones: el diario Le Soir, durante la ocupación alemana de Bélgica, entre 1940 y 1944; y el semanario Tintín, desde 1946 hasta 1976. Todas las aventuras del personaje fueron después recogidas en álbumes independientes y traducidas a numerosos idiomas. A partir de La estrella misteriosa (1942), los álbumes fueron editados siempre en color, y se emprendió la tarea de colorear y reeditar también los álbumes anteriores de la serie (a excepción de Tintín en el país de los soviets). Las reediciones afectaron en ocasiones al contenido de los álbumes.
En la serie, junto a Tintín, un intrépido reportero de aspecto juvenil y edad nunca aclarada que viaja por todo el mundo junto con su perro Milú, hay una serie de personajes secundarios que han alcanzado tanta o más celebridad que el protagonista: entre ellos, el capitán Haddock, el profesor Tornasol, los detectives Hernández y Fernández y la cantante Bianca Castafiore. Las aventuras de estos personajes están cuidadosamente ambientadas en escenarios reales de los cinco continentes, y en lugares imaginarios creados por Hergé, tales como Syldavia o San Theodoros. Sobre todo a partir del quinto álbum de la serie (El Loto Azul), su autor se documentó minuciosamente sobre los lugares visitados por sus personajes.
La serie conoció desde sus inicios un éxito sin precedentes. Se calcula que se han vendido desde sus inicios más de 200 millones de álbumes[2] en más de 60 idiomas,[3] sin contar las ediciones piratas. Las aventuras del personaje de Hergé son además objeto de culto y de coleccionismo en todo el mundo. Es famosa la frase de Charles de Gaulle, según la cual su único rival en el plano internacional era Tintín.[4] La fama de Tintín no ha estado, sin embargo, libre de polémicas, ya que algunos álbumes de la serie han recibido críticas por mostrar supuestamente una ideología colonialista y racista.

Antecedentes
En 1928, el abate Norbert Wallez, director del diario belga Le Vingtième Siècle, tomó la decisión de crear un suplemento semanal dirigido al público infantil y juvenil. Confió la dirección de este suplemento a uno de los empleados del periódico, Georges Remi, que en 1924 había empezado a utilizar el seudónimo por el que sería mundialmente conocido, Hergé.
El primer número de este suplemento, que llevaría el nombre de Le Petit Vingtième, apareció el 1 de noviembre de 1928. En sus páginas Hergé dibujaba una serie cómica, La extraordinaria aventura de Flup, Nénesse, Poussette y Cochonnet, con guiones de uno de los redactores deportivos de Le Vingtième Siècle.[5] La historieta, poco original, narraba las aventuras de dos niños de doce años, de la hermana de uno de ellos, de seis, y de su mascota, Cochonnet, un cerdito de caucho. Convencido de que el suplemento necesitaba una serie más innovadora y que lograse conectar con el público juvenil, Hergé tuvo la idea de crear un reportero, Tintín, cuya primera aventura sería un viaje a la Unión Soviética. El 4 de enero de 1929 el periódico publicó el anuncio de la inminente publicación de las aventuras de Tintín, presentado como un ficticio reportero para Le Petit Vingtième. Seis días después, el 10 de enero, el personaje iniciaba su andadura en las páginas del suplemento.
Se han buscado varios modelos para Tintín, la mayoría de papel y tinta, aunque también hay alguno de carne y hueso. El principal es, sin duda, el boy scout Totor, personaje anterior de Hergé que aparecía en la revista Le Boy-Scout Belge desde julio de 1926. Totor es el protagonista de la que puede considerarse la primera serie de historieta de Hergé, que llevaba el título de Totor, jefe de patrulla de los abejorros (Totor, CP des Hannetons).[6] La figura esquemática de Totor es una prefiguración de Tintín, aunque falta el característico mechón. Su actitud ante la vida, característica del movimiento scout, es también muy próxima a la del principal personaje de Hergé.
Se ha señalado también la coincidencia de nombre y el parecido de Tintín con un personaje creado en 1898 por Benjamin Rabier y Fred Isly, Tintin-Lutin, un niño de ocho años que tiene un mechón muy semejante al de la criatura de Hergé.[7] Según su propio testimonio, sin embargo, Hergé no conoció la existencia de este personaje hasta 1970.
Hergé declaró, por su parte, haberse basado en el físico de su hermano, el militar Paul Remi.[9] La profesión de reportero del personaje puede atribuirse también a su admiración por conocidos periodistas de la época, como el francés Albert Londres.
El dirigente fascista Léon Degrelle, en solitario y contra toda evidencia, se jactó en varias ocasiones, especialmente en su libro Tintin mon copain (1992), de haber sido el modelo vivo en que Hergé se inspiró para crear a su célebre reportero. Según él, el viaje de Tintín al país de los soviets estaría basado en su viaje a México para cubrir como reportero la guerra cristera. Esto es imposible, ya que Degrelle viajó a México meses después de que las aventuras de Tintín empezaran a publicarse en Le Petit Vingtiéme. Pierre Assouline, el principal biógrafo de Hergé, descarta rotundamente esta posibilidad. Sí es cierto, en cambio, que, gracias a Degrelle, Hergé pudo conocer varias series de cómic estadounidenses que tuvieron gran influencia en el posterior desarrollo de su obra, tales como Bringing Up Father, de George McManus, o The Katzenjammer Kids, de Rudolph Dirks.
Primeras aventuras (1929-1934)
Muy probablemente, el destino de la primera aventura de Tintín fue decidido por el abate Wallez, fervoroso anticomunista: no se trataba solo de entretener a la juventud, sino de mostrar los supuestos peligros que entrañaba el comunismo. Basado en un libro bastante popular en la época que denunciaba estos peligros, Moscou sans voiles ("Moscú sin velos", 1928), de Joseph Douillet,[10] Tintín en el país de los soviets narra la incursión del reportero, ya acompañado por su fiel mascota, el fox terrier Milú, en la Rusia soviética, insistiendo continuamente en las perversidades del régimen comunista. El dibujo de Hergé es todavía bastante rudimentario,[11] y muestra claramente la influencia de historietistas estadounidenses como George McManus.
La historieta tuvo un gran éxito entre el público belga: cuando terminó de publicarse, en mayo de 1930, se escenificó en la Estación del Norte de Bruselas el regreso de Tintín a Bélgica. El personaje, representado por un boy scout de quince años, fue recibido por una auténtica muchedumbre.[12] Gracias a esta gran popularidad, a partir de ese año sus aventuras comenzaron a publicarse también en Francia, en un semanario católico, Coeurs Vaillants.[13] Ese mismo año otros personajes de Hergé, Quique y Flupi, hicieron su aparición en las páginas de Le Petit Vingtième.
La segunda aventura de Tintín tuvo como escenario el Congo belga, y es una abierta apología de las ventajas del colonialismo, con ciertos tintes racistas. Predomina un discurso paternalista acerca de la dominación colonial, vigente en la sociedad belga de la época. Algunos de los aspectos más controvertidos del álbum fueron eliminados en ediciones posteriores. A pesar de ello, el cómic continúa siendo objeto de polémica, como lo demuestra la controversia ocasionada por su reciente reedición en el Reino Unido, en 2007
Al término de la aventura de Tintín en el Congo se descubre que un grupo de gángsters de Chicago, dirigido por Al Capone, planea hacerse con el negocio de los diamantes en el Congo, anticipando ya la que sería la tercera de las aventuras del reportero, Tintín en América. En efecto, en la siguiente historia, que empezó a publicarse en septiembre de 1931 en las páginas de Le Petit Vingtième, el joven reportero y su inseparable fox-terrier visitan Estados Unidos, donde el protagonista no sólo logra desbaratar los planes criminales de Capone, sino que tiene tiempo para hacer una visita a los pieles rojas, largamente idealizados por Hergé desde su época de boy scout. Por primera vez, el personaje de Tintín toma decididamente partido por los derechos de una minoría oprimida, denunciando enérgicamente el abuso de que son objeto los indios en los Estados Unidos.
En el siguiente episodio de sus aventuras, Los cigarros del faraón, inicialmente titulado "Las aventuras de Tintín en Oriente", Tintín inicia un periplo que lo llevará a nuevos escenarios exóticos: Egipto; la India y, más tarde, en la segunda parte del álbum, El Loto Azul, China. En esta ocasión el reportero no viaja como enviado de su periódico, Le Petit Vigtième, sino por motivos de placer. En Los cigarros del faraón aparecen por vez primera dos personajes fundamentales en la serie, los policías Hernández y Fernández (Dupond et Dupont, en la versión original). Adquiere protagonismo también la figura del malvado millonario Rastapopoulos, que ya había tenido una breve aparición en Tintín en América. Con respecto a anteriores aventuras, la trama se ha enriquecido considerablemente.
La edición como álbum independiente de Los cigarros del faraón, en 1934, corrió a cargo de la editorial Casterman, que desde entonces sería la encargada de publicar las aventuras del personaje (los tres primeros volúmenes habían sido editados por Éditions du Petit Vingtième).
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial (1934-1940)
El Loto Azul, publicado por entregas entre diciembre de 1932 y febrero de 1934, marca un punto de inflexión en la historia de la serie. La crítica coincide en que se trata de la primera obra maestra de Hergé, y algunos autores lo consideran el mejor de todos los álbumes de Tintín.[16] Gracias a la colaboración que le prestó un estudiante chino, Tchang, el álbum está minuciosamente documentado, y se lleva a cabo con el propósito explícito de desterrar los absurdos tópicos occidentales acerca de China. Además, El Loto Azul destaca por su denuncia del racismo y del colonialismo, y por su abierta crítica a la intervención japonesa en China, un asunto candente en el momento de su publicación.
La madurez creativa alcanzada por la serie después de El Loto Azul se muestra en todo su esplendor en los años siguientes, que coincidieron con las tensiones prebélicas en Europa. Durante esta etapa, Hergé realizó otros tres álbumes, hoy considerados clásicos: La oreja rota, La isla negra y El cetro de Ottokar. Un cuarto, Tintín en el país del oro negro, quedaría interrumpido al producirse en 1940 la invasión alemana de Bélgica, y sólo se retomaría varios años después.
La oreja rota se publicó en Le Petit Vingtième entre diciembre de 1935 y febrero de 1937. El álbum marca el inicio de la fascinación de Hergé por Latinoamérica, que luego habría de retomar como escenario en aventuras posteriores. El desencadenante de la trama es el robo en el Museo Etnográfico de un fetiche arumbaya (una etnia amerindia inventada por Hergé), en pos del cual Tintín se desplaza al imaginario país de San Theodoros. La ambientación está inspirada en un conflicto entonces de actualidad: la Guerra del Chaco, que entre 1932 y 1935 enfrentó a Bolivia y Paraguay por el control del Chaco Boreal. Hergé disfrazó los nombres, convirtiendo a Bolivia en San Theodoros, y a su capital, La Paz, en Las Dopicos; Paraguay aparece como Nuevo Rico, y Asunción, su capital, como Sanfación.[17] El álbum es el primero en que Hergé utiliza países imaginarios como escenario de la acción, y en él aparecen por primera vez destacados personajes, como el general Alcázar.
En La isla negra, que empezó a publicarse en abril de 1937, la acción se traslada a Escocia. En una época en que las tensiones prebélicas debidas al expansionismo de Hitler eran más que evidentes, Hergé firmó una historia de espionaje en la que el principal villano era un alemán, el doctor Müller. Aunque las primeras ediciones del álbum contenían numerosos errores de ambientación, se solucionarían años después cuando se hiciera la edición para el mercado británico, en 1965, en gran parte gracias a la colaboración de Bob De Moor. Es el único de los álbumes de Tintín del que se existen tres ediciones: la primera, en blanco y negro, aparecida en 1938; una segunda en color, en 1943, durante la ocupación alemana; y la tercera y definitiva en 1965.
El siguiente álbum fue El cetro de Ottokar. El argumento del libro, en que aparece una dictadura expansionista (Borduria) que quiere anexionarse mediante intrigas una pequeña monarquía limítrofe (Syldavia), tiene analogías evidentes con el Anschluss alemán de Austria (1937), y con la posterior incorporación de Checoslovaquia al Reich (1938). Estas analogías, además, quedan aún más de manifiesto cuando se lee el nombre del dictador bordurio: Müsstler, una evidente amalgama de los nombre de Benito Mussolini y Adolf Hitler. Sobre todo desde su reelaboración para la edición en color, en 1947, El cetro de Ottokar destaca por su cuidadosa ambientación, a la que no fue ajeno Edgar Pierre Jacobs (en agradecimiento, Hergé lo retrató como oficial sildavo en la página 59 de la edición en color del álbum).[18] Hergé dotó a Syldavia, un país imaginario que volvería a ser escenario de otras aventuras de Tintín en el futuro, de todos los atributos de un verdadero estado: inventó su historia —que se resume en un folleto turístico que lee Tintín en las páginas 19 a 21 del álbum—, su folclore, el complicado aparato ceremonial de su corte, e incluso su idioma, el syldavo, que, aunque suena exótico, no es otra cosa que una mezcla de neerlandés y dialecto bruselense.[19] El cetro de Ottokar destaca también por la aparición del más destacado personaje femenino (de hecho, el único de verdadera relevancia) de Las aventuras de Tintín: la cantante de ópera Bianca Castafiore.
Los años cincuenta
En 1950 se crearon los Estudios Hergé. El autor, que había afrontado en solitario hasta el momento la responsabilidad de la realización de los álbumes del personaje (con la excepción de su periodo de colaboración con Edgar Pierre Jacobs) contó en adelante con todo un equipo de ayudantes a su servicio. Entre ellos, merece destacarse el trabajo de Bob de Moor. El primer trabajo de los Estudios Hergé fue un nuevo díptico narrativo en que por primera vez su personaje realizaba una incursión en el terreno de la ciencia ficción, el constituido por los álbumes Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna, que se publicaron en la revista Tintín entre el 30 de marzo de 1950 y el 30 de diciembre de 1953. La publicación se interrumpió 18 meses, entre 1950 y 1951, a causa del agotamiento de Hergé.[28]
Hergé trabajó intensamente en la documentación del nuevo proyecto, hasta el punto de que, cuando en 1969, más de quince años después de la conclusión de la publicación de la aventura lunar de Tintín, el Apolo XI se posó realmente en la superficie de la Luna, la historieta resultó bastante aproximada a la realidad.[29] En la ficción, los promotores del viaje son los gobernantes del pequeño país ficticio de Syldavia, que ya había aparecido en El reino de Ottokar; en un lugar aislado, reúnen a numerosos científicos, bajo la dirección del profesor Tornasol, y construyen un cohete propulsado por energía atómica, cuyo diseño se inspira en el del V-2 de Wernher von Braun. A bordo subirá Tintín, junto con Milú, Haddock, Tornasol y —polizones involuntarios— Hernández y Fernández. El éxito del viaje lunar de Tintín fue tal que, después de que Neil Armstrong pisara la superficie de la Luna, la revista Paris-Match encargó a Hergé la realización de una breve historieta-reportaje narrando la siguiente misión espacial, la del Apolo XII.
En diciembre de 1954 se inició la publicación de la siguiente aventura de Tintín, El asunto Tornasol, una historia de espionaje, con el telón de fondo de la guerra fría, cuya acción se desarrolla en Borduria, un país cuyo régimen dictatorial tiene grandes similitudes con los de los países comunistas de la Europa del Este (su ideología, el bigotismo, recuerda poderosamente el culto a la personalidad de Stalin en la Unión Soviética).[30] En el álbum aparecieron por primera vez dos de los secundarios más recordados de la serie: Serafín Latón, "tipo característico del bruselense satisfecho de sí mismo"[31] y el malvado coronel Sponsz. Con la finalidad de documentarse para la realización del álbum, Hergé emprendió un viaje a Suiza, ya que parte del argumento se desarrolla también en Ginebra.
La siguiente aventura fue Stock de coque, álbum en el que Hergé regresa al mundo árabe, que ya había visitado en anteriores entregas de la serie (Los cigarros del faraón y En el país del oro negro). El álbum es una denuncia de la esclavitud: Tintín debe en esta ocasión combatir contra una red de traficantes de armas y de esclavos, que afecta a musulmanes africanos en peregrinación a La Meca. Stock de coque recibió críticas por el lenguaje estereotipado de los africanos, y Hergé fue tildado de racista, por lo que en 1967 publicó una nueva edición del álbum, corregida, en la cual modificó la forma de expresarse de las víctimas del tráfico de esclavos.


Los últimos álbumes de Tintín
Las últimas aventuras de Tintín se publicaron de forma muy espaciada: entre Las joyas de la Castafiore (1961-1962) y Vuelo 714 para Sidney (1966-1967) pasaron cuatro años; entre esta última y Tintín y los 'Pícaros'' (1975-1976), la última publicada por Hergé, transcurrieron ocho.
Las joyas de la Castafiore ha llamado la atención por cuanto se aparta de la estructura habitual en los álbumes del personaje: por primera vez no hay un viaje (la acción se desarrolla exclusivamente en el castillo de Moulinsart, la residencia de Haddock), ni tampoco un verdadero misterio.[35] En palabras del autor:

[...] tuve el malicioso placer de confundir al lector, de mantenerle en la incógnita, privándome de la panoplia tradicional de los «cómics»: no hay «malos», no hay verdadero suspense y no hay aventura en el propio sentido del término.[

El álbum es una especie de comedia de argumento policial, que ha evocado a algunos el tono de ciertas novelas de Agatha Christie[37] o de algunas películas de Hitchcock. Merece destacarse la simpatía con que Hergé retrata en el álbum a los gitanos.[38]
Después de la publicación de Las joyas de la Castafiore, Hergé intentó dedicarse principalmente a la pintura, abandonando la serie.[39] Se convirtió en un destacado coleccionista de arte (el mundo del arte estará muy presente en sus últimos álbumes, especialmente en el último, Tintín y el Arte-Alfa). Precisamente en esos años (la primera mitad de la década de 1960), inició su andadura el más serio competidor de Tintín en el ámbito de la historieta francobelga, Asterix.
Según Assouline,[40] fue en parte debido al fulgurante éxito de Asterix que Hergé decidió recuperar a Tintín, iniciando en 1966 la publicación de una nueva aventura del personaje, Vuelo 714 para Sidney. El nuevo álbum, para el cual el creador de la serie delegó gran parte del trabajo en su equipo, fue considerado inferior a sus obras anteriores.[41] La trama, que incluye elementos de ciencia ficción como la presencia de seres extraterrestres, está enriquecida sin embargo por la presencia de nuevos personajes, como Laszlo Carreidas o Mik Ezdanitoff, además de hacer reaparecer al villano por antonomasia de la serie, Rastapopoulos.
Hasta la publicación de la siguiente aventura, la última publicada, pasaron ocho años, en los que el autor estuvo ocupado en tareas como la reforma de La isla negra para su edición en el Reino Unido, o la producción de películas de dibujos animados basadas en su personaje.[42] Tintín y los 'Pícaros'' comenzó a publicarse en 1975. Inspirado en el asunto de Régis Debray y de los tupamaros (aunque hay en la historia también ecos de la Revolución Cubana), Hergé hizo regresar a Tintín a la república sudamericana de San Theodoros, donde se reencuentra con viejos conocidos, como el general Alcázar, el coronel Sponsz, el general Tapioca, y el explorador Ridgewell, de La oreja rota. Hacen su aparición también nuevos personajes, como Peggy, la esposa del general Alcázar, que es hija de otro personaje de la serie, Basil Bazaroff (La oreja rota).[43] Este álbum ofrece una imagen modernizada de Tintín, que ha desechado sus sempiternos pantalones bombachos por unos pantalones vaqueros de campana, lleva en su casco un símbolo pacifista y practica el yoga.
Tintín y los Pícaros fue la última de las aventuras de Tintín publicada por Hergé, que falleció en Bruselas el 3 de marzo de 1983.
Tintín y el Arte Alfa
Al morir, Hergé dejó inacabado un nuevo álbum en el que se encontraba trabajando, que, entre otros temas, hablaba del arte moderno y de las sectas religiosas. El material existente consistía sólo en tres planchas dibujadas a lápiz, cuarenta y dos de bocetos, y algunos escritos adicionales con parte del guión de la nueva aventura, que quedaba sin embargo inconclusa. Se barajó la posibilidad de que algún colaborador del creador de Tintín terminase el álbum, y se pensó especialmente en Bob de Moor, que había tenido un papel fundamental en la elaboración de otros libros de la serie. Se sugirió también convertirlo en un homenaje póstumo al creador de Tintín, con la participación de numerosos dibujantes de historieta. Sin embargo, en 1986 la heredera de Hergé, su viuda Fanny, decidió finalmente que el álbum se publicase en el estado en que el autor lo había dejado, con el título de Tintín y el Arte-Alfa.
Los derechos del personaje y de sus aventuras pertenecen a la Fundación Hergé, empresa gestionada por la viuda del dibujante y su segundo marido, el británico Nick Rodwell. Aunque su gestión no ha estado exenta de críticas,[44] se ha mantenido hasta la fecha la decisión de no continuar las aventuras del personaje.

El mundo de Tintín
Durante sus aventuras, Tintín viaja por todo el globo terráqueo (e incluso sale fuera de él, para visitar la Luna). Viaja por América del Norte (Tintín en América); del Sur (La oreja rota, El templo del sol, Tintín y los Pícaros); Europa (Tintín en el país de los soviets, La isla negra, El cetro de Ottokar, El asunto Tornasol); África (Tintín en el Congo, El cangrejo de las pinzas de oro); y Asia (El Loto Azul, Stock de coque, Tintín en el Tíbet). Visita los paisajes más variados, desde el Ártico (La estrella misteriosa) hasta el desierto del Sahara (El cangrejo de las pinzas de oro).
En ocasiones las aventuras de Tintín tienen lugar en países reales (entre ellos Alemania, China, el Congo belga, los Estados Unidos, Egipto, la India, el Perú, el Reino Unido, Suiza, el Tíbet y la Unión Soviética); otras veces se desarrollan en países ficticios creados por Hergé para la serie, como la república sudamericana de San Theodoros, la pequeña monarquía balcánica de Syldavia, su enemiga Borduria, o el emirato del Khemed, a orillas del Mar Rojo. Ambientar las andanzas de Tintín en estos países imaginarios permitía a Hergé tratar temas políticos de actualidad sin temor de que se suscitaran problemas como los que tuvo cuando trató el tema de la invasión japonesa de China en El Loto Azul. De hecho, en las historias se abordan a menudo temas de actualidad, hasta el punto de que puede decirse que la historia de Tintín es la historia del siglo XX: la Guerra del Chaco (en La oreja rota), el expansionismo nazi (en El cetro de Ottokar), la guerra fría (en El asunto Tornasol), las guerrillas sudamericanas (Tintín y los Pícaros).
Tintín, viajero impenitente, no tiene sin embargo un verdadero hogar. Desde sus primeras aventuras, habita en uno o varios apartamentos sumamente impersonales. De uno al menos se conoce la dirección: «26 rue du Labrador». Sólo hay una referencia a la ciudad en que se encuentra: en Tintín en el Tíbet, la carta de Tchang lleva escrita la dirección en caracteres chinos: « Hong-Kong, Tchang-Tchong Jen - para el señor Tintín - Bélgica Bruselas».
Lo más parecido a un verdadero hogar en la serie es el castillo de Moulinsart, solar de los antepasados de Haddock adquirido por éste, con la ayuda de Tornasol, al final del álbum El tesoro de Rackham el Rojo. Aunque el único residente permanente del castillo es Haddock (siempre acompañado de su fiel mayordomo Néstor), Tintín, Tornasol e incluso Bianca Castafiore pasan en él largas temporadas.

Televisión

Se han producido dos series televisivas de animación sobre Tintín, las dos basadas en los álbumes originales de la serie.

La primera, titulada Aventuras de Tintín, por Hergé (Les Aventures de Tintin, d'après Hergé) fue producida por los estudios Belvision y emitida entre 1958 y 1962. Consta de 104 episodios de 5 minutos de duración. La serie fue adaptada por Charles Shows, y luego traducida al francés por Greg (Michel Regnier), que era entonces el editor de la revista Tintín. Esta serie fue muy criticada por su pobre calidad y por las libertades que se tomaba con respecto al argumento de las álbumes.

La segunda serie, Las aventuras de Tintín (Les Aventures de Tintin), fue producida en 1991 por las compañías Ellipse Programme (francesa) y Nelvana Limited (canadiense). Esta coproducción franco-canadiense, dirigida por Stéphane Bernasconi, consta de 39 episodios de media hora cada uno,[95] que adaptan todos los álbumes, excepto Tintín en el país de los soviets y Tintín en el Congo. Su calidad y su fidelidad a los dibujos originales de Hergé es muy superior a las de la anterior adaptación. En cuanto al dibujo de los personajes, se decidió crear un mismo modelo para todos los episodios, resolviendo así adecuadamente el problema que suponían las variaciones que cada personaje había ido experimentando en las historietas a lo largo de sus cincuenta años de historia. La banda sonora, a cargo de Ray Parker, contribuye a dotar a esta serie de un carácter de película de aventuras, alejándola del aire más infantil de otras adaptaciones.

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Las direcciones de Tintin

Moulinsart

En esta pequeña localidad de Europa Occidental (probablemente Valonia) se encuentra el famoso castillo donde residen nuestros héroes. Visiblemente inspirado en uno de los castillos del Loira, Cheverny, a Moulinsart, sin embargo, le han eliminado dos alas, sin duda para hacer un domicilio menos pretencioso.
En cuanto al nombre del castillo y del pueblo, se trata del nombre de un pueblo belga invertido: Sart-Moulin.

Moulinsart parece ser un pueblo grande, bastante bien organizado, puesto que uno allí se topa con una estación de tren (
Las siete bolas de cristal, p. 1), la carnicería Sanzot, la compañía de seguros Mondass, la lechería Lactas (El Asunto Tornasol, p. 1- 5-11) al igual que con un artesano de mármoles, Sr. Isidore Boullu, una orquesta local, la Banda de Moulinsart, un podador, Sr. Emile Vanneau, el cuartel de la policía, y el vertedero municipal (Las joyas de la Castafioree, p.1-5-13-29-58). A partir de El secreto del Unicornio, casi la totalidad de las aventuras tienen lugar en parte en Moulinsart, que es de algún modo la residencia temporera de nuestros héroes. De hecho, Las joyas de la Castafiore se desarrolla completamente allí.

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Calle del Labrador, núm. 26

Es en un apartamento situado en esa dirección donde Tintín residirá hasta el final de En el país del oro negro. Pero ¿en qué ciudad es? Si uno se deja llevar por los indicios dejados un poco en todas partes (placas de matrícula, uniformes, sellos, etc.), es en una ciudad grande de Bélgica. La última indicación nos vendrá con Tintín en el Tíbet: los caracteres chinos en la carta de Tchang se leen como sigue: "Hong-Kong, Tchang-Tchong Yen - para Monsieur Tintin - Bélgica, Bruselas"...
Su apartamento está amueblado, podría decirse, sobriamente: nos encontramos con algunos recuerdos de China, libros y un mobiliario aún más convencional... Parece que Tintín se ha mudado de piso entre El cangrejo de las pinzas de oro y La estrella misteriosa: en efecto, pasa del segundo al primer piso. ¿Por qué? Misterio... Parece que ha abandonado definitivamente este apartamento a cambio de Moulinsart durante los dos días que separan su regreso de Khemed y su partida para Sildavia (Objetivo: la luna, p. 2)...

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Los Paises y Tintin


Sildavia

Sildavia, "reino del pelícano negro", es un pequeño estado de Europa oriental que no cuenta más que con 642,000 habitantes. El país está compuesto por dos grandes valles que se juntan en Klow, la capital (122,000 hab.). La topografía es bastante accidentada y la cordillera montañosa de las Zmylpathes, rica en yacimientos de uranio, ocupa una parte del territorio. El subsuelo es muy rico y los llanos muy fértiles, cosa que favorece el cultivo del trigo. La moneda del país es el khor. Las principales exportaciones son el agua mineral de Klow, la madera y los caballos. Los violinistas sildavos son también famosos. Finalmente, el territorio es servido por la compañía aérea Syldair.

Sildavia conoció una historia muy accidentada, puesto que estuvo bajo el dominio turco por más de dos siglos. Los eslavos reconquistaron el territorio en 1127 bajo el mando de Hveghi, quien había de convertirse en el rey Muskar I. Sus sucesores se fueron debilitando poco a poco y Borduria, país vecino, conquistó el país en 1195. En 1275 el barón Almazout expulsó a los ocupantes y se convirtió en rey, con el nombre de Ottokar I. Sin embargo no fue hasta el reinado de Ottokar IV cuando el país se desarrolló y fue unificado. A consecuencia de un altercado con un barón, el rey se defendió con su cetro. Desde ese día, para mantener su trono, el rey debe presentar su cetro a la multitud en ocasión de la fiesta nacional, de San Vladimiro. De ese acontecimiento se origina también la divisa del país: Eih bennek, eih blavek, osea: "El que se rasca es porque le pica".
En el
Cetro de Ottokar Tintín interviene directamente en los asuntos del país. Tintín descubre un complot para robar el cetro y de esta forma destronar al rey y desestabilizar el país. Luego de esto los bordurios invadirían Sildavia. Afortunadamente, Tintín encuentra el cetro y frustra la jugada de los bordurios. Después de la guerra, en Objetivo: la luna, ricos yacimientos de uranio se descubren en las Zmylpathes. El gobierno sildavo decide entonces construir un centro de investigaciones atómicas con fines pacíficos. Es pues en Sildavia donde se dispara el primer cohete lunar, concebido por el profesor Tornasol. Sin embargo, el país no escapa al enfrentamiento de las superpotencias. En El Asunto Tornasol, Sildavia, aliada del oeste, y Borduria, convertida en dictadura comunista, libran una batalla inmisericorde para conseguir el arma de Tornasol.

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Egipto

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Paises arabes

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Francia

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españa

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otros

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Rusia

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La India

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Africa

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America

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El caribe

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El Tropico

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China

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El Tibet

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El templo del sol

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San Teodoros

San Teodoros es una república de América del Sur, en gran parte cubierta por la selva virgen y atravesada por el río Badurayal. En esta región volvemos a encontrarnos a los indios arumbayas y los bíbaros. La brillante civilización pazteca se desarrolló ahí durante la era precolombina, dejando numerosos vestigios, entre los cuales se encuentra la pirámide Trenxcoatl. En el siglo XIX el país fue liberado por el general Olivaro (1805-1899). La capital, que se llamaba originalmente Las Dopicos, cambiará de nombre por Tapiocápolis, luego Alcazarópolis.
El régimen político allí es de los más inestables, puesto que el general Tapioca y el general Alcázar, grandes rivales de la política de San Teodoros, se alternan constantemente a la cabeza del país, siguiendo el ritmo de las revoluciones. Tintín va allá por primera vez en La oreja rota, y se convierte en ayudante de campo del general Alcázar, que alcanza el poder. Es en esta ocasión cuando el país declara la guerra a su vecino, Nuevo Rico, por el control de la región petrolífera del Gran Chapo. Nos enteramos de que Alcázar ha sido destituido por Tapioca con ocasión de Las Siete bolas de cristal , pero éste se procura armas en Europa en Stock de Coque y toma de nuevo el poder. Otra vez es destituido y es el general Tapioca, apoyado por el régimen bordurio de Pleksy-Gladz, quien está en el poder en Tintín y los Pícaros. Apoyado por la International Banana Company, los guerrilleros de Alcázar recuperarán finalmente el poder y Tapioca será exiliado.

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Borduria


Borduria, otro país de Europa Oriental, ha sido siempre el enemigo eterno de Sildavia. Su capital es Szohôd. El país ocupó Sildavia de 1195 a 1275, pero fue expulsado por el barón Almazout. Desde entonces, numerosos conflictos han enfrentado a los dos países. En ocasión de El cetro de Ottokar, Borduria, de tendencia fascista, intenta apoderarse de su vecino destronando al rey, pero la intervención de Tintín lo evita. Después de la guerra el país se hace comunista, bajo el dictador Pleksy-Gladz, y libra una lucha encarnizada contra la Sildavia capitalista, en particular en ocasión de El Asunto Tornasol. El régimen de Szohôd proporcionará más tarde apoyo técnico al general Tapioca, hombre fuerte de San Teodoros, destituido por Alcázar en Tintín y los Pícaros.

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El Khemed

Este emirato árabe parece estar situado en alguna parte de la península arábiga, en las orillas del Mar Rojo. La ciudad de residencia del emir es Hasch El Hemm, pero la capital y ciudad principal es Wadesdah. Su puerto principal parece ser Khemkhâh. Al igual que sus vecinos de la región, el Khemed es muy rico en petróleo. Incesantes luchas de poder ponen frente a frente al emir Ben Kalish Ezab y al jeque Bab El Ehr. En El país del oro negro, esas luchas políticas se mezclan con conflictos comerciales, puesto que cada compañía petrolera apoya a uno de los dos adversarios. Más tarde, en Stock de Coque, el Khemed es el teatro de un complot que reunirá Arabair, Bab El Ehr y el marqués de Gorgonzola, alias Rastapopoulos, los cuales después de expulsar al emir del poder, organizan un tráfico de esclavos.
A modo de referencia: ¡un mapa del Khemed diseñado por Hergé!

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el capitán Haddock


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Hergé (y Tintín)


Georges Prosper Remi nació el 22 de mayo de 1907 en Etterbeek, Bélgica. Con 75 años de edad, murió en Bruselas en marzo del 83. Entre ambos momentos fue Hergé, y creó al personaje de cómic (seguramente) más reconocible de la historia: Tintín.

Hergé empezó pronto a dibujar, supongo que como la mayoría de artistas gráficos: en los márgenes de los cuadernos escolares. Su seudónimo viene de la inversión de sus iniciales (GR - RG), y de la pronunciación de éstas en francés: [ɛʀʒe], según el Alfabeto Fonético Internacional. A grandes trazos, su biografía profesional habla de periódicos en los que empezó haciendo de todo y en los que dibujaría las primeras tiras de Tintín.
En ellos le pilló la Segunda Guerra Mundial. Acusado de colaboracionista con el régimen nazi, Hergé purgó sus pecados y durante dos años después del final del conflicto no tuvo relación alguna con la prensa. A partir de finales de los 40, Hergé pasa a estar más rodeado de colaboradores a la vez que su producción disminuye, y el fenómeno Tintín es ya mundial. Enfermo y en coma, Hergé muere con dos de sus deseos cumplidos: ser enterrado en el cementerio de Dieweg (que no acogía sepulturas desde treinta años atrás) e impedir que las aventuras de Tintín fueran retomadas por otro dibujante. Quedó así inacabado Tintín y el Arte-Alfa, el 24º álbum de la colección.

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Tintín fue la única gran creación de Hergé. Cuesta realmente razonar el éxito de un personaje vacío de matices, en absoluto complejo, sin tormentos ni crisis alguna, sin devaneos amorosos y con un entorno social reducido. Tintín es un chico sin edad, sin profesión (sabemos que es periodista, pero sólo parece ejercer en las primerísimas aventuras) y con una personalidad abiertamente plana. Es la encarnación del bien, de la buena fe y la valentía. Valores universales, sí, pero que sólo encontramos en otros personajes indiscutiblemente caducos: El capitán Trueno, por poner un ejemplo. Un Tintín tiene sentido en tiempos convulsos, como cuando fue creado en 1929, pero no parece normal que tenga un hueco a partir del último tercio del siglo pasado, cuando los héroes que triunfan tienen poderes (Superman), problemas (Spiderman), historias complejas o ricas (Akira, Corto Maltés), horribles pasados (Batman), o apelan directamente al humor (Ibáñez, Escobar, Jan…)
Quizá los tres pilares de Tintín sean la
línea clara, la completa vinculación con la realidad (enriquecida con la ingente documentación) y uno de los mejores personajes secundarios creados: el capitán Haddock.

Y un último factor: Hergé supo hacer evolucionar a Tintín. Los primeros álbumes nos presentan a un chico con trazos de egoísmo, racismo y una fea politización que se hace muy evidente en Tintín en el país de los Soviets. Y es que para sus primeros pasos, Hergé apenas realizaría un trabajo de documentación, con lo que los países que visita Tintín se nos presentan llenos de tópicos. Poco a poco, los lugares visitados por el reportero serían más fieles a la realidad (Estados Unidos, Suramérica, Oriente Medio, China…), aunque la guerra obligaría a rebajar las referencias. Aún así, Hergé hizo verdaderos malabarismos en el año 39 con la publicación de El cetro de Ottokar, un álbum en que la trama se centra en el intento de anexión del reino de Syldavia (¿Austria?) por parte de Borduria (¿Alemana?), y en el que el malo de turno es un tal Müsstler (¿Mussolini + Hitler?).

Con la incorporación de Haddock, el profesor Tornasol y los detectives Hernández y Fernández a la nómina de habituales, y Milú siempre presente, Tintín cede cierto protagonismo y las tramas son cada vez más ricas, con álbumes dobles (El secreto del Unicornio / El tesoro de Rackham el Rojo, Las siete bolas de cristal / El templo del sol, la saga lunar) o grandes títulos como El asunto Tornasol, Stock de coque o Vuelo 714 para Sydney.

Mención aparte para Tintín en el Tíbet, publicado en 1960. Llama la atención el nombre del álbum, que por primera vez desde 1939 (’versión uno’ de Tintín en el país del oro negro) incluye la palabra ‘Tintín’. Diría que es también la única aventura en que no son los problemas quienes van a buscar al protagonista, sino que éste va de cabeza a ellos. Tampoco hay enemigos. Además, contiene la mayor concentración de personajes reales: Tchang Tchong Yen y el Yeti. Creo que además de ellos sólo Al Capone, visto fugazmente en Tintín en América, tiene el honor de haber acompañado a Tintín. Hergé nos coloca a su héroe en una misión no sólo imposible sino ilógica, y vemos sus primeras lágrimas desde que visitara China 25 años atrás.

Finalmente, Hergé dio un penúltimo paso con Tintín y los ‘Pícaros’, donde encontramos un par de terremotos tintinescos: el reportero ha cambiado sus míticos pantalones bombachos por unos tejanos, va en moto con casco hippie incluido y practica yoga. Y lo mejor de todo: ya no es él quien busca los viajes, sino un Haddock maravillosamente trastocado por su nueva relación con el whisky…

En el tintero nos queda Tintín y el Arte-Alfa. La verdad es que éste fue el último golpe maestro de Hergé, que dejó el álbum interrumpido en el momento en que el malo de turno (de quien desconocemos la identidad pero sospechamos que es Rastapopoulos) encañona a Tintín con una pistola. Los rumores hablan de un verdadero final de las aventuras del reportero en este álbum, ya que al parecer Hergé meditaba hacer que Tintín muriera en la terraza de su casa. Nunca lo sabremos…

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